Prohibido enfermarse

Fecha de publicación: Jun 01, 2011 3:40:52 PM

Los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud se han fijado el objetivo de desarrollar sus sistemas de financiación sanitaria para garantizar que todas las personas puedan utilizar los servicios sanitarios mientras están protegidas contra las dificultades económicas asociadas al pago de los mismos (Informe sobre la salud en el mundo 2010. OMS).

La Dra. Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud, declara que los sistemas de salud no están funcionando todo lo bien que podrían y deberían. La gente está cada vez más descontenta ante la incapacidad de los servicios de salud para proporcionar un nivel de cobertura nacional que satisfaga la demanda y las nuevas necesidades, y ante el hecho de que los servicios prestados no sean acordes con sus expectativas.

México  reconoce que su sistema de salud no cuenta con los recursos suficientes y ni con los arreglos organizacionales convenientes para enfrentar los nuevos perfiles de enfermedades (La salud en México: 2006/2012. Visión de FUNSALUD). Ni que hablar del presupuesto que se dispone para la salud, por debajo del promedio latinoamericano.

Las herramientas estratégicas del momento utilizadas están orientadas a consolidar lo que FUNSALUD estimó de gran importancia “diseñar e implantar una política de Estado que consolide, en una visión de largo plazo, el trabajo de varias generaciones de profesionales e instituciones de la salud, y cuyo eje central se ubica en el fortalecimiento de la rectoría del Sistema Nacional de Salud”. -Suena elegantioso no?-.

Este modelo de gestión por prioridades, ya muestra deficiencias que merman la eficacia del sistema, como evidencia, se percibe en nuestra sociedad que lo que  las personas consideran deseable, no es tomado en cuenta para dirigir el sector salud entre otros, y aunque se promueva una democracia participativa en las instituciones, las decisiones conservan una gran dosis de verticalidad.

Al igual que en otros países, en México las personas con más medios cuyas necesidades de atención sanitaria son casi siempre menores, son las que más atención consumen, mientras que las que tienen menos recursos económicos y más problemas de salud son las que menos consumen. Muchas familias caen en pobreza todos los años por verse obligadas a costear la atención médica.

Se sabe que los sistemas de salud, por aplicar un enfoque de mando y control a la lucha contra las enfermedades centrándose en resultados, provocan una fragmentación de la prestación de servicios. La pérdida de la confianza también puede estar determinada en gran parte, por el hartazgo que provoca en la población el gasto mediático que se hace, a cada minuto en radio y televisión, por convencer que vamos por buen camino, pero no es así, ya que sigue siendo la atención percibida en la población en realidad, como  incompatible e ineficaz; la población considera puro bla, bla, bla, (circo, maroma y teatro) y es más consciente de  los discursos y pasarela sexenales.

Con ello lo único que se está logrando es que se permita y que prospere la atención de carácter comercial no regulada. De ahí el interés y crecimiento de los grandes consorcios médicos y hospitalarios en contraste, con el cada vez más asfixiante apoyo a las instituciones de salud. Claro está, que si hoy se deposita un peso más que ayer, se dirá que hoy hay más inversión en salud, o sea, el mismo discurso año tras año.  

En el caso del gasto en medicamentos, por ejemplo;  si un medicamento X de patente, que vale 100 pesos, lo compra el ISSSTE o el IMSS al proveedor, a menos de 10 pesos por estar libre de comercialización y otros , y en las farmacias inclusive como genérico lo puedes encontrar a 50 pesos,  o a 200 pesos si es el de patente, la pregunta es, ¿por qué no se abren las farmacias de estas instituciones al público en general? Que además, habría ganancia, otorgando medicamentos accesibles y de mayor calidad.

En fin que mejor no enfermarse; los intereses creados y la apropiación corporativista de las políticas sociales y las instituciones públicas, siguen dificultando la buena atención médica en México.