Sistema musculoesquelético

    El sistema musculoesquelético brinda forma, soporte y movimiento. Está conformado por cinco elemento, huesos, cartílago, ligamento, músculo y tendones.

    El esqueleto es conformado por diversos tejidos como los son el cartílago que es un tejido conectivo semirrígido; los huesos que brindan soporte, protección a los órganos, movilidad, almacenamiento y producción de células sanguíneas; el periostio que rodea los huesos para proporcionar nutrición al hueso y el pericondrio que es lo que recubre la parte proximal y distal de los huesos.

    En los huesos encontramos el tejido esponjoso y el tejido compacto.

    El tejido óseo compacto contiene pocos espacios y es el componente más fuerte del tejido óseo. Se encuentra por debajo del periostio de todos los huesos y forma la mayor parte de las diáfisis de los huesos largos. Brinda protección y soporte y ofrece resistencia a la tensión causada por el peso y el movimiento. El tejido óseo compacto se compone de unidades estructurales repetidas denominadas osteonas o sistemas de Havers. Cada osteona consta de un conducto central (conducto de Havers), alrededor del cual se dispone una serie de laminillas concéntricas.

    El tejido óseo esponjoso no contiene osteonas. Siempre es profundo y está protegido por una cubierta de hueso compacto. Está compuesto por laminillas dispuestas en un patrón irregular de finas columnas denominadas trabéculas, entre las que existen espacios que pueden apreciarse a simple vista. Estos espacios macroscópicos contienen médula ósea roja en los huesos que producen células sanguíneas, y médula ósea amarilla (tejido adiposo) en los otros huesos. Ambos tipos de médula ósea están irrigados por numerosos vasos sanguíneos que nutren los osteocitos.

    El tejido óseo constituye aproximadamente el 18% del peso corporal y desempeña seis funciones básicas:

    1. Sostén. El esqueleto es la estructura del organismo que da sostén a los tejidos blandos y brinda los puntos de inserción para los tendones de la mayoría de los músculos esqueléticos.

    2. Protección. El esqueleto protege de lesiones a los órganos internos más importantes. Por ejemplo, los huesos del cráneo protegen el cerebro; las vértebras, la médula espinal y la caja torácica, el corazón y los pulmones.

    3. Asistencia en el movimiento. La mayoría de los músculos esqueléticos se fijan a los huesos; cuando se contraen, traccionan de ellos para producir el movimiento.

    4. Homeostasis mineral (almacenamiento y liberación). El tejido óseo almacena diversos minerales, especialmente calcio y fósforo, lo que contribuye a la resistencia del hueso. Según los requerimientos, el hueso libera minerales a la circulación para mantener el

equilibrio de algunos componentes esenciales de la sangre (homeostasis) y para distribuir esos minerales en otros sectores del organismo.

    5. Producción de células sanguíneas. Dentro de algunos huesos, un tejido conectivo denominado médula ósea roja produce glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Este proceso se denomina hemopoyesis (hemo- de háima, sangre, y -poiesis de poieesis, formación). La médula ósea roja consta de células sanguíneas en desarrollo, adipocitos, fibroblastos y macrófagos, que están inmersos en un tejido de sostén (estroma) formado por fibras reticulares. Se encuentra en los huesos fetales en desarrollo y en algunos huesos del adulto, como la pelvis, las costillas, el esternón, las vértebras, el cráneo y los extremos proximales de los huesos largos del brazo (húmero) y del muslo (fémur). En el recién nacido, toda la médula ósea es roja y participa de la hemopoyesis. Con el paso del tiempo,

gran parte de la médula ósea roja se convierte en médula ósea amarilla.

    6. Almacenamiento de triglicéridos. La médula ósea amarilla está constituida principalmente por adipocitos, en los que se almacenan triglicéridos. Dichos adipocitos constituyen una posible fuente de energía química.

    Un hueso largo tiene mayor diámetro que longitud, y consta de las siguientes regiones:

    1. La diáfisis (dia-, de dia, a través de, y -fisis, de phyeim, crecer) es el cuerpo del hueso (la porción cilíndrica larga y principal del hueso).

    2. Las epífisis son los extremos proximal y distal del hueso.

    3. Las metáfisis son las regiones de hueso maduro, en las que la diáfisis se une a la epífisis. En el hueso en crecimiento, cada metáfisis contiene la placa epifisaria (placa de crecimiento), capa de cartílago hialino que permite a la diáfisis crecer en longitud. Cuando un hueso deja de crecer longitudinalmente, entre los 18 y 21 años, el cartílago de la placa epifisaria se reemplaza por hueso; la estructura ósea remanente se conoce como línea epifisaria.

    4. El cartílago articular es una capa delgada de cartílago hialino que cubre la región de la epífisis, donde un hueso se articula con otro. El cartílago articular reduce la fricción y absorbe los impactos en la articulaciones móviles. Puesto que carece de pericondrio y que no está irrigado, cuando se lesiona, su reparación es limitada.

    5. El periostio es tejido conectivo denso que, junto con los vasos sanguíneos acompañantes, recubre la superficie ósea

allí donde no está presente el cartílago articular. Consta de una capa fibrosa externa de tejido conectivo denso e irregular y de una capa osteogénica interna compuesta por diversas células. Algunas de estas células permiten al hueso crecer transversal pero no longitudinalmente. El periostio también protege el hueso, participa en la consolidación de las fracturas, en la nutrición ósea y sirve como punto de inserción de ligamentos y tendones. Se encuentra unido al hueso subyacente mediante las fibras perforantes (fibras de Sharpey), gruesos haces de fibras colágenas que se extienden desde el periostio hasta la matriz extracelular del hueso (denominada matriz osteoide).

    6. La cavidad medular es un espacio cilíndrico vacío dentro de la diáfisis que, en los adultos, contiene médula ósea amarilla adiposa y numerosos vasos sanguíneos. Al reducir el porcentaje de hueso denso donde menos se lo necesita, esta cavidad minimiza el peso del

hueso. El diseño tubular de los huesos largos brinda la máxima resistencia con el menor peso.

    7. El endostio es una fina membrana que reviste la cavidad medular. Contiene una sola capa de células formadoras de hueso y escaso tejido conectivo. Las articulaciones son las uniones entre dos o más huesos o partes rígidas del esqueleto; estas presentan distintas formas y funciones. Algunas carecen de movilidad y se clasifican de acuerdo con su estructura; es decir, sobre la base de las características anatómicas, y con su función, de acuerdo con el tipo de movimiento que permiten. La clasificación estructural de las articulaciones se basa en dos criterios: 1) presencia o ausencia de un espacio entre los huesos que se articulan entre sí, llamado cavidad sinovial, y 2) tipo de tejido conectivo que mantiene los huesos unidos. Desde el punto de vista estructural, las articulaciones se clasifican en los siguientes tipos:

    La clasificación funcional de articulaciones se relaciona con el grado de movimiento que permiten.

    Desde el punto de vista funcional, se clasifican en los siguientes tipos:

    El tejido muscular esquelético se denomina así porque la mayoría de los músculos esqueléticos mueven los huesos del esqueleto (unos pocos músculos esqueléticos se insertan en la piel o en otros músculos esqueléticos y los mueven). El tejido muscular esquelético es estriado: cuando es examinado con un microscopio, se observan bandas proteicas claras y oscuras alternantes –estriaciones–. Este tejido trabaja, principalmente, en forma voluntaria. Su actividad puede ser controlada conscientemente por neuronas (células nerviosas) que forman parte de la división somática (voluntaria) del sistema nervioso. La mayoría de los músculos esqueléticos también son controlados en cierta medida inconscientemente.

    Casi todos los huesos del organismo pueden clasificarse en cinco tipos principales, según su forma: largos, cortos, planos, irregulares y sesamoideos.

    Existe otro tipo de huesos que se clasifican por su localización y no por su forma: los huesos suturales (sutur-, costura) o wormianos, pequeños huesos localizados en las suturas (articulaciones) presentes entre ciertos huesos del cráneo. Su número varía notablemente

entre las distintas personas.

    El esqueleto adulto del ser humano está formado por 206 huesos individuales, la mayoría de los cuales están en par, con un miembro de cada par a la derecha y otro a la izquierda.

    El esqueleto de los lactantes y de los niños tiene más de 206 huesos, dado que algunos de ellos (el sacro y el coxis de la columna vertebral) se fusionan más adelante.

    Los huesos del esqueleto adulto se dividen en dos grupos principales: el del esqueleto axial y el del esqueleto apendicular. El esqueleto axial está conformado por 80 huesos y el esqueleto 126 huesos.

    Cabeza

    El esqueleto de la cabeza está formado por 22 huesos (sin contar los huesos del oído medio) y descansa sobre el extremo superior de la columna vertebral. Los huesos de la cabeza se agrupan en dos categorías: los huesos craneanos y los huesos de la cara. Los huesos craneanos forman la cavidad craneal, que rodea y protege el cerebro. Los ocho huesos craneanos son el hueso frontal, los dos huesos parietales, los dos huesos temporales, el hueso occipital, el hueso esfenoidal y el hueso etmoides. Los huesos de la cara son los dos huesos nasales, los dos maxilares, los dos huesos zigomáticos, la mandíbula, los dos huesos lacrimales, los dos

huesos palatinos, los dos cornetes y el vómer.

    Los huesecillos del oído forman una cadena móvil de pequeños huesos a través de la cavidad timpánica, desde la membrana

timpánica hasta la ventana vestibular (oval), una abertura ovalada en la pared laberíntica de la cavidad timpánica, que conduce al vestíbulo del laberinto óseo. Estos huesecillos son los primeros que se osifican por completo en el curso del desarrollo, y se hallan esencialmente maduros al nacer. El material óseo que los forma es excepcionalmente denso (duro). Los huesecillos están revestidos de la mucosa que tapiza la cavidad timpánica; sin embargo, a diferencia de otros huesos, carecen de la capa circundante de periostio osteogénico.

    Región dorsal

    La región dorsal del tronco incluye la parte posterior del cuerpo y proporciona el eje musculoesquelético de soporte para el tronco. Los elementos óseos consisten principalmente en las vértebras, aunque los elementos proximales de las costillas, la parte

superior de los huesos pélvicos y las zonas posterobasales del cráneo contribuyen a conformar el

armazón esquelético de esta zona.

    Los elementos esqueléticos y musculares de la región dorsal del tronco soportan el peso corporal, transmiten las fuerzas a través de la pelvis a los miembros inferiores, soportan y mantienen la cabeza, refuerzan y ayudan a maniobrar a los miembros superiores. 

    

    La columna vertebral está situada en la parte posterior del cuerpo en la línea media.

    La curvatura primaria de la columna vertebral es de concavidad anterior, reflejando la forma original del embrión, y se mantiene en las regiones torácica y sacra en los adultos.

    Curvaturas secundarias, de concavidad posterior, se forman en las regiones cervical y lumbar, y llevan el centro de gravedad a una línea vertical, lo que permite que el peso del cuerpo se balancee sobre la columna vertebral de forma que se gaste la mínima cantidad

de energía muscular para mantener una bipedestación erguida.

    La columna vertebral y las partes blandas asociadas de la región dorsal del tronco contienen la médula espinal y las partes proximales de los nervios espinales. Las partes más distales de los nervios espinales penetran en otras regiones del cuerpo, incluyendo determinadas regiones de la cabeza.

    Los principales huesos de la región dorsal del  tronco son las 33 vértebras. El número y las características específicas de las vértebras

varían dependiendo de la región del cuerpo a la cual están asociadas. Hay siete vértebras cervicales, doce torácicas, cinco lumbares,

cinco sacras y tres o cuatro coccígeas. Las vértebras sacras se fusionan en un elemento óseo único, el sacro. Las vértebras coccígeas

son rudimentarias en su estructura, varían en número entre tres y cuatro y a menudo se fusionan en un cóccix único.

    Músculos asociados interconectan las vértebras y las costillas entre sí, con la pelvis y el cráneo. Esta región contiene la médula espinal y las zonas proximales de los nervios espinales, los cuales envían información a la mayor parte del cuerpo, actuando asimismo

como receptores de información desde la misma.

    Protección del sistema nervioso.

    La columna vertebral y las partes blandas asociadas de la región dorsal del tronco contienen la médula espinal y las partes proximales de los nervios espinales. Las partes más distales de los nervios espinales penetran en otras regiones del cuerpo, incluyendo determinadas regiones de la cabeza.

    Tórax

    Una de las funciones más importantes del tórax es la respiración. El tórax no sólo contiene los pulmones, sino que también proporciona la maquinaria necesaria, el diafragma, pared torácica y las costillas, para una movilización efectiva de aire hacia

dentro y fuera de los pulmones.

    Los movimientos hacia arriba y abajo del diafragma y los cambios en las dimensiones lateral y anterior de la pared torácica, producidos por los movimientos de las costillas, modifican el volumen de la cavidad torácica y son elementos fundamentales para la

respiración.

    El tórax alberga y protege el corazón, los pulmones y los grandes vasos. Debido a la forma en cúpula del diafragma, la pared torácica también ofrece protección a algunas de las vísceras abdominales importantes.

    La pared torácica está constituida por elementos esqueléticos y musculares:

    La parte posterior está constituida por doce vértebras torácicas y los discos intervertebrales que las separan.

    La parte lateral está constituida por las costillas (doce a cada lado) y tres capas de músculos planos, que cruzan los espacios intercostales entre las costillas adyacentes, mueven las costillas y proporcionan soporte a los espacios intercostales.

    En la parte anterior están el esternón, que consta del manubrio del esternón, el cuerpo y la apófisis xifoides.

    Huesos del miembro inferior

    Puede dividirse en dos componentes funcionales: la cintura pélvica y los huesos del miembro inferior libre.

    La cintura pélvica está formada por los huesos coxales, que se articulan posteriormente con el sacro y anteriormente en la sínfisis del pubis para formar la pelvis ósea. Los huesos del miembro inferior libre están formados por fémur, fíbula, tibia o peroné y los huesos del pie.

    El hueso coxal definitivo es el hueso grande y plano de la pelvis que está formado por la fusión de tres huesos primarios (ilion, isquion y pubis), proceso que tiene lugar al final de la adolescencia.

    El ilion, la parte de mayor tamaño del hueso coxal, contribuye a la porción superior del acetábulo. El cuerpo del ilion se une al pubis y al isquion para formar el acetábulo.

    El isquion forma la parte posteroinferior del hueso coxal. La porción superior del cuerpo del isquion se une al pubis y al ilion, formando la cara posteroinferior del acetábulo. La rama del isquion se une a la rama inferior del pubis para formar la rama isquiopubiana.

    El pubis forma la parte anteromedial del hueso coxal, contribuyendo a la parte anterior del acetábulo, y proporciona inserción proximal a músculos de la región medial del muslo. Se divide en un cuerpo, aplanado y de localización medial, y en ramas superior e inferior, que se proyectan lateralmente desde el cuerpo.

    El foramen obturado es una gran abertura, oval o irregularmente triangular, en el hueso coxal, que está limitada por el pubis, el isquion y sus ramas. Salvo por una pequeña vía de paso para el nervio y los vasos obturadores (el conducto obturador), el foramen obturado está cerrado por una membrana delgada y resistente, la membrana obturatriz.

    El acetábulo es la gran cavidad en forma de copa que se encuentra sobre la cara lateral del hueso coxal, y que se articula con la cabeza del fémur para formar la articulación coxal (coxofemoral). Los tres huesos que forman el hueso coxal contribuyen a la formación del acetábulo.

    El fémur es el hueso más largo y pesado del cuerpo, y transmite el peso corporal desde el hueso coxal hacia la tibia cuando la persona está en bipedestación. Su longitud es una cuarta parte de la altura de la persona. Consta de un cuerpo (diáfisis) y dos extremos

(epífisis) proximal y dista.

    La tibia y la fíbula son los huesos de la pierna. 

    La tibia se articula con los cóndilos femorales superiormente y con el talus  inferiormente, y al hacerlo transmite el peso corporal. La tibia es el segundo hueso de mayor tamaño del cuerpo. Se ensancha hacia fuera en ambos extremos, con el fin de dar una mayor superficie para la articulación y la transferencia del peso. El extremo proximal se ensancha para formar los cóndilos medial y lateral, que

sobresalen por encima del cuerpo medial, lateral y posteriormente, formando una cara articular superior, o meseta tibial, relativamente plana.

    La fíbula actúa principalmente como lugar de inserción muscular, aunque también es importante para la estabilidad de la articulación talocrural. Los cuerpos de la tibia y la fíbula están conectados por una densa membrana interósea compuesta por potentes fibras blicuas que descienden de la tibia a la fíbula. La fíbula no interviene en el soporte del peso corporal. Su función principal es servir de inserción

muscular, proporcionando inserción distal a un músculo e inserción proximal a ocho.

    Los huesos del pie son el tarso, el metatarso y las falanges.

    Hay 7 huesos tarsianos, 5 metatarsianos y 14 falanges.

    El Tarso (parte posterior o proximal del pie; retropié + mediopié) consta de siete huesos: talus, calcáneo, cuboides, navicular y tres cuneiformes o cuñas. Tan sólo uno de ellos, el talus, se articula con los huesos de la pierna.

    El talus tiene un cuerpo, un cuello y una cabeza. El talus es el único hueso del tarso que carece de inserciones musculares y tendinosas; la mayor parte de su superficie está cubierta por cartílago articular.

    El calcáneo (hueso del talón) es el mayor y más fuerte de los huesos del pie, y transmite, en bipedestación, la mayor parte del peso corporal desde el talus al suelo.

    El navicular es un hueso aplanado, con forma de barco, que se localiza entre la cabeza del talus, posteriormente, y los tres huesos cuneiformes, anteriormente.

    El cuboides, de forma aproximadamente cúbica, es el hueso más lateral de la fila distal del tarso. Anteriormente a la tuberosidad del cuboides, en las caras lateral e inferior del hueso, hay un surco para el tendón del músculo fibular largo.

    El Metatarso (parte anterior o distal del pie, antepié) consta de cinco huesos metatarsianos que se numeran desde el lado medial del pie.

    De las 14 Falanges que existen, el 1. er dedo (dedo gordo) tiene dos (proximal y distal) y los otros cuatro dedos tienen tres falanges cada uno: proximal, media y distal. Cada una de las falanges consta de una base (proximal), un cuerpo y una cabeza (distal). Las falanges del 1. er dedo son cortas, anchas y fuertes. Las falanges media y distal del 5. to dedo pueden fusionarse en las personas ancianas.

    Huesos del miembro superior.

    1. Hombro: segmento proximal del miembro en el cual se superponen partes del tronco (tórax y dorso) y de la porción lateral e inferior del cuello. Comprende las regiones pectoral, escapular y deltoidea del miembro superior, y la parte lateral. Recubre la mitad de la cintura escapular. Formado por las escápulas y las clavículas, y completado anteriormente por el manubrio del esternón.

    2. Brazo: primer segmento del miembro superior libre (parte más móvil independiente del tronco) y porción más larga del miembro. Se extiende entre el hombro y el codo conectando ambas articulaciones, y comprende las regiones anterior y posterior del brazo.

    3 . Antebrazo: segundo segmento más largo del miembro. Se extiende entre el codo y el carpo conectando ambas articulaciones y forma parte postcodo del antebrazo, que recubren el radio y la ulna.

    La clavícula conecta el miembro superior al tronco. El cuerpo de la clavícula tiene una doble curvatura en el plano horizontal. Su mitad medial es convexa anteriormente, y su extremidad esternal, de mayor tamaño y forma triangular, se articula con el manubrio el esternón en la articulación esternoclavicular.

    La escápula es un hueso triangular plano que se encuentra en la cara posterolateral del tórax y descansa sobre las costillas 2° a 7°. La espina de la escápula es una gruesa proyección ósea que divide de forma asimétrica la cara posterior de la escápula. El cuerpo de la escápula, triangular, es delgado y translúcido superior e inferiormente a la espina de la escápula, aunque sus bordes, especialmente el lateral, son algo más gruesos.

    La ulna (cúbito) es el hueso estabilizador del antebrazo, y de los dos huesos del antebrazo es el más largo y medial. Su extremo proximal, de mayor tamaño, se ha especializado para articularse con el húmero de forma proximal y con la cabeza del radio lateralmente.

    El radio es el más corto y lateral de los dos huesos del antebrazo. Su extremo proximal consta de una cabeza corta, un cuello y

una tuberosidad que se dirige medialmente.

    Huesos de la mano

    El carpo ó muñeca, está compuesto por ocho huesos carpianos dispuestos en dos filas de cuatro, una proximal y una distal. El carpo esta compuesto por: escafoide, trapecio, semilunar, trapezoide, piramidal, capitado, pisiforme, ganchoso.

    El metacarpo forma el esqueleto de la palma de la mano entre el carpo y las falanges. Está constituido por los cinco huesos metacarpianos. Cada metacarpiano consta de una base, un cuerpo y una cabeza.

    Falanges: cada dedo consta de tres falanges, excepto el primero (el pulgar) que sólo tiene dos (aunque son más gruesas que las del resto de los dedos). Cada una de las falanges está formada por una base proximal, un cuerpo y una cabeza distal Las falanges proximales son las mayores, las medias tienen un tamaño intermedio, y las distales son las más pequeñas. Los cuerpos de las falanges se estrechan distalmente. Las falanges distales son aplanadas y se expanden en sus extremos distales para formar la base de los lechos ungueales.

    Osteoporosis y Fracturas óseas

    La osteoporosis es una enfermedad donde se ve reducida la densidad mineral ósea de forma significativa, esta enfermedad se presenta tanto en hombres como en mujeres pero es más posible que se de en mujeres posmenopáusicas. Se puede dar por diferentes factores como una dieta inadecuada, el tabaco, uso de esteroides, etc.

    Pero las fracturas se presentan en personas de toda las edades, se producen como una consecuencia de una de una carga o tensión ánomala que el hueso cede.

Sistema musculoesquelético 1EV1

    Bibliografía:

Dr. Víctor H. Loo A.

Méd. Esp. Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia.