Psicofármacos y Embarazo

Fecha de publicación: Jun 04, 2013 1:12:31 PM

La mayoría de las adolescentes no planea embarazarse pero lo hacen y pueden estar recibiendo tratamiento psiquiátrico con psicofármacos. Los embarazos en la adolescencia tienen riesgos adicionales de salud tanto para la madre como para el bebé. Con frecuencia, las adolescentes no reciben cuidados prenatales a tiempo y tienen mayor riesgo de hipertensión arterial y sus complicaciones durante el embarazo. Los riesgos para el bebé incluyen partos prematuros y niños con poco peso al nacer, entre otros y los secundarios al uso de algunos medicamentos.

Un estudio realizado en Estados Unidos sugiere que las mujeres que toman antidepresivos son más propensas a tener un parto prematuro o a que sus bebés padezcan una convulsión después del parto, según publica American Journal of Obstetrics & Gynecology.

Los resultados surgen de una cohorte de 228.876 mujeres embarazadas que tuvieron un bebé entre 1995 y 2007: de ellas, 23.280 mujeres habían tomado antidepresivos antes del embarazo y la mayoría (75%) abandonó la medicación antes del segundo trimestre de gestación. Los autores del estudio han hallado que los hijos de mujeres que habían tomado antidepresivos en el segundo trimestre de embarazo tendían a nacer prematuramente, una media de 1,7, 3,7 y 4,9 días antes según que a la madre se les hubieran prescrito una, dos o tres recetas de antidepresivos, respectivamente. Además, la toma de un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) en el tercer trimestre de gestación se asoció con convulsiones infantiles: las odds ratios ajustadas fueron 1,4, 2,8 y 4,9 para una, dos o tres prescripciones de ISRS, respectivamente.

En definitiva, al 27% de las mujeres se le adelantó el parto, aunque no necesariamente tuvieron un parto prematuro. La tasa de parto prematuro fue inferior al 14%.

(Hayes RM, et al. American Journal of Obstetrics & Gynecology Volume 207, Issue 1 , Pages 49.e1-49.e9, July 2012).

Según un estudio sueco, las mujeres que toman antipsicóticos durante el embarazo podrían desarrollar diabetes. Entre las 360.000 mujeres que tuvieron un hijo en un período de cuatro años, el 4% de las que tomaban antipsicóticos desarrolló diabetes gestacional, en comparación con apenas el 1,7% de las que no los tomaban.

En un estudio de cohortes poblacional, los investigadores reunieron información de diversas bases de datos de todas las mujeres que habían tenido un bebé en Suecia desde mediados del año 2005 hasta finales del 2009: 169 habían tomado olanzapina, clozapina o su combinación durante el embarazo; 338 habían utilizado otro tipo de antipsicótico, y 357.696 no habían tomado dichos fármacos. Las usuarias de los medicamentos eran dos veces más propensas a desarrollar diabetes gestacional, pero el estudio no prueba que los fármacos causen dicho tarstorno.

También se estudió si los antipsicóticos se asociaban con alguna diferencia en la talla del bebé al nacer: los hijos de las usuarias de olanzapina y clozapina mostraban un mayor riesgo de incremento del perímetro cefálico (odds ratio = 3,02; IC 95% = 1,60-5,71).

(Bodén R, Arch. Gen. Psychiatry 2012 Jul; 69 (7) :715-21. doi: 10.1001/archgenpsychiatry.2011.1870.)

Según una revisión de estudios publicada en American Journal of Obstetrics and Gynecology, el uso de topiramato en el primer trimestre del embarazo estaría asociado con un pequeño aumento del riesgo de que el bebé desarrolle labio leporino o paladar hendido en un porcentaje de 5 por cada 1.000 embarazos expuestos al medicamento.

El equipo analizó la información de dos estudios sobre malformaciones congénitas. Uno, realizado entre 1997 y 2009, incluía 785 casos de labio leporino con o sin paladar hendido y 6.986 participantes control sin ese defecto. La exposición al topiramato aumentaba 10,1 veces el riesgo de desarrollar esas malformaciones orales. En el segundo estudio, realizado entre 1997 y 2007 sobre 2.283 casos y 8.494 controles, el riesgo aumentaba 3,4 veces. La razón de riesgo promedio fue de 5,4.

Los autores concluyen que la gran mayoría de los embarazos expuestos a la ingesta materna de topiramato no sufren consecuencias y que el uso del fármaco durante el embarazo evidencia un cierto riesgo fetal, pero los beneficios potenciales serían aceptables en determinadas circunstancias.

(Margulis AV, et al. Am J Obstet Gynecol. 2012 Nov;207(5):e1-2. doi: 10.1016/j.ajog.2012.09.001.)

La mujer que padece convulsiones debe tener un control adecuado de las crisis antes de la concepción. Dado que, tanto la mujer como el feto, ya se han expuesto al efecto teratogénico cuando se confirma el embarazo, es vital que éste se planee en la mujer con epilepsia. Algunas mujeres pueden suspender su tratamiento antiepiléptico o reducir la dosis por propia iniciativa, para prevenir defectos de nacimiento. Incluso así, se reducen los riesgos de teratogenicidad, aunque se incrementan los riesgos de crisis recurren tes, especialmente de tipo generalizado, que son de gran riesgo para el feto en desarrollo. Los riesgos de malformaciones congénitas mayores oscilan entre 2,06 y 3,64 veces más en quienes se han expuesto a medicamentos anticonvulsionantes, al compararlos con hijos de madres sanas. Sin embargo, la mujer con epilepsia en tratamiento tiene un 90% de probabilidad de tener un hijo sano. Aunque se ha documentado un efecto teratogénico de los anticonvulsionantes tradicionales, todavía no se puede atribuir un potencial teratogénico a los agentes antiepilépticos recientemente lanzados al mercado, por no disponer de datos relevantes. Se ha demostrado que recibir tratamiento anticonvulsionante durante el embarazo aumenta los riesgos de MM en el feto, pero no se ha podido demostrar la asociación de un determinado anticonvulsionante con una malformación o anomalía específica. Tanto los obstetras como los neurólogos deben asesorar conjuntamente a la embarazada con epilepsia y ser completamente conscientes de la importancia de comunicar cualquier tipo de evento o reacción adversa a anticonvulsionantes, especialmente para los agentes de segunda generación o recientemente lanzados al mercado, y así conformar una información rica y de gran valor, tanto clínico como estadístico, en un futuro cercano.

(A.M. Gutiérrez-Álvarez. Uso de anticonvulsionantes durante el embarazo y riesgo de malformaciones en el recién nacido: metanálisis. REV NEUROL 2003; 37 (11): 1022-1028)

Dr. Víctor H. Loo A.

Médico Especialista en Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia.