Neurobiología de las emociones
Existen ciertas emociones básicas que son similares en todas las sociedades. Estas ayudan a generar reacciones apropiadas en momentos de peligro producidos por el entorno. La palabra emoción se deriva de la palabra latina emover, que significa remover, agitar, conmover, excitar. Tanto la palabra "emoción" como la palabra "motivo" tienen significados similares, y las dos pueden despertar, sostener y dirigir la actividad del organismo. Algunos piensan que estos términos son equivalentes.
"Emoción es una forma más o menos inteligente de concebir cierta situación, dominada por un deseo (por ejemplo, en la cólera, el deseo de venganza)". - Aristóteles -
La expresión facial y el cuerpo son los medios primarios de la expresión emocional. Las emociones, así como la expresión de las mismas, son innatas, aunque se ha considerado la posibilidad de que factores de aprendizaje pueden ejercer algún tipo de influencia sobre la expresión. La manera específica como se expresan las emociones es determinada en gran parte por la cultura del lugar donde vive un individuo. En México, sacar la lengua puede significar malestar, pero entre los chinos indica sorpresa.
Se distingue entre emoción y sentimiento. La emoción se refiere a una serie de respuestas que se desencadenan desde determinadas zonas del cerebro y tienen lugar en otras zonas de este y del cuerpo. El resultado es un estado emocional: el conjunto de los diferentes cambios corporales que experimenta el individuo. El sentimiento se refiere al resultado emocional, el cual depende de un complejo estado mental que incluye la representación de los cambios corporales en las correspondientes estructuras del sistema nervioso central, primordialmente corticales, y diversas modificaciones en el procesamiento cognitivo. El componente emocional es básico en el procesamiento del pensamiento racional (en el caso de pacientes con daño frontal, se ha observado que su comportamiento es irracional y no miden las consecuencias de sus actos debido en parte, a su incapacidad para modular las emociones), y esto ha llevado a la afirmación de que la emoción es clave para el aprendizaje y la toma de decisiones.
En la actualidad a partir de diversos estudios se ha propuesto que existen diferentes tipos de emociones entre las que destacan: las emociones básicas, las cuales son consideradas innatas y están presentes en todas las culturas (ira, miedo, alegría, trsiteza, sorpresa y asco). Y por otro lado las emociones complejas, que son la combinación de las emociones anteriormente mencionadas, las cuales dependen de la evaluación consciente, de la influencia directa del entorno social y que parten o surgen de la interacción con otras personas.
La emoción puede ser comprendida como el resultado de una evaluación del grado al cual los objetivos de alguien están siendo encontrados en la interacción con el ambiente. Dicha evaluación típicamente envuelve un proceso cognitivo de algún tipo; por lo tanto, la identificación de los procesos cerebrales que están involucrados en la realización de esta evaluación y la comprensión de cómo esta evaluación se realiza parece estar considerada dentro de la articulación de la neurociencia cognitiva. Una emoción parece ser esencialmente la respuesta corporal de un proceso de evaluación realizado por el cerebro (de los sistemas neurales). La razón de que aparezca es que esas respuestas corporales tienen un valor de superviviencia.
Las emociones en el contexto de la teoría de la evaluación semántica y de categorización verbal, ha propuesto un modelo dimensional que enfatiza que el conocimiento humano acerca de las emociones está organizado de manera jerárquica e incluye dos dimensiones continuas: valencia (un constructo bipolar que va de agradable a desagradable), activación o arousal (cuyos polos van de calmado a activado) y que representan la activación metabólica y neuronal. También se ha reportado un tercer valor, que aparece con menor consistencia interna, y que ha sido llamado potencia, control o dominancia (extremos de fuerte-débil, dominante-sumiso o control o controlado).
Se ha propuesto que las emociones son disposiciones para la acción, que se originan ante estímulos significativos para un organismo y que se producen en diferentes sistemas reactivos a partir de los cuales pueden ser estudiadas:
Experiencia subjetiva (sentimiento interno y privado de las emociones o inconciente).
Apreciación cognitiva (sentimiento consciente de las emociones que son transmitidas por el sujeto a través de los informes verbales).
Activación fisiológica (la cual involucra tres tipos de respuestas fisiológicas, autónomas, endócrinas, somáticas y centrales).
Tendencia a la acción (la cual refleja la conducta externa que representa un conjunto de acciones que generalmente consideramos emocionales y que es modulada por un sistema motivacional de lucha o aproximación a los estímulos ambientales que permite preservar la existencia del individuo).
Una distinción fundamental para la clasificación de las emociones es que las emociones provienen de un sistema motivacional apetitivo que se asocia con emociones positivas o agradables y un sistema motivacional aversivo, asociado con emociones negativas o desagradables. Existen circuitos neurales para pulsiones e institntos cuya misión es evitar la destrucción de parte de depredadores o condiciones ambientales adversas.
Los indicios de una regulación biológica demuestran que las selecciones de respuesta de las que los organismos no son conscientes y que por ende no son deliberadas, ocurren continuamente en las arcaicas estructuras evolutivas del cerebro. Cuando los organismos sociales enfrentan situaciones complejas y se les pide que decidan ante la incertidumbre, deben comprometer sistemas de la neocorteza, sector evolutivamente moderno del cerebro.
La red neuronal involucrada en el procesamiento emocional incluye estructuras como el tronco cerebral, hipotálamo, prosencéfalo basal, amígdala, corteza prefrontal ventromedial y la corteza cingulada. La información acerca de un estímulo que produce miedo viaja a través de las vías sensoriales y se bifurca en circuitos paralelos córico.-subcorticales en los niveles talámicos y mesencefálicos. En la ruta subcortical, que mediaría la respuesta no conciente, la información procedente del tálamo alcanzaría el núcleo lateral de la amígdala, después el basolateral, y de aquí pasaría al núcleo central. Mediante las conexiones que la amígdala mantiene con el hipotálamo se produciría la respuesta emocional, sin que hasta el momento la información hubiera alcanzado la corteza y hubiera mediación conciente. En cuanto al aspecto consciente de las emociones, las estructuras involucradas incluyen la porción anterior del cíngulo, la corteza prefrontal orbital y ventromedial, el lóbulo temporal y la ínsula.
La conciencia de la propia emoción es importante en términos de su integración con procesos cognitivos. Si no existiera un mecanismo capaz de hacer concientes los sentimientos emocionales, no sería posible el control intencional de respuestas y expresiones emocionales. El procesamiento emocional proviene de la participación de estructuras tanto corticales como subcorticales y su estudio es importante tanto a nivel consciente como inconciente.
La organización neuronal de la conducta emocional abarca múltiples niveles del cerebro, desde los reflejos adaptativos elementales del tallo cerebral, a la integración compleja del hipotálamo t del tálamo, hasta el control de la memoria y la cognición en redes cortico-límbicas. Dentro de cada nivel, existen implicaciones no solo para la experiencia y expresión de la emoción sino también para la motivación afectiva de la conducta. A nivel del tallo cerebral existe una representación del llanto y de la risa. El despliegue de esta emociones se desinhibe con lesiones que afectan las vías que regulan la modulación límbica y cortical de las respuestas del tallo cerebral. Niños anencefálicos, que solo tiene tallo cerebral muestran expresiones faciales de placer y de incomodidad.
Desde el punto de vista evolutivo, los circuitos subcorticales son esenciales para la representación cortical tanto de la expresión como de la conducta emocional. La corteza de los mamíferos evolucionó de las estructuras límbicas de 2 diferentes puntos de orígen; con la base arquitectónica del cíngulo, lóbulo parietal y lóbulo frontal dorsal (la vía espacial o del "dónde") emergió del hipocampo y del lóbulo temporal inferior. El lóbulo orbitofrontal (la vía del objeto o del "qué" emergió de la corteza primitiva olfatoria).
En algunos pacientes se ha encontrado hiperactividad de la corteza orbitofrontal y ventromedial, en conjunto con la corteza del cíngulo anterior, que podrían ser los responsables de las emociones negativas y la falta de inhición de emociones inapropiadas como el miedo y la agresión que presentan los depresivos.
En investigaciones de las emociones en personas transexuales, estas se han concentrado en estudiar a través de la aplicación de cuestionarios, los cambios de humor asociados con diferentes niveles de hormonas. Los resultados de estos estudios señalan que con la administración del tratamiento hormonal a transexuales H-M los niveles de estrógenos aumentan. Esto se asocia con disminuci´pon de la fatiga, de la sensación de tensión y de ansiedad, además de un aumento en los estados de relajación, alegría, sociabilidad, amistad y tristeza. También aumenta la irritabilidad, el enojo y aparecen fluctuaciones en el carácter. En emociones se describe un aumento en la expresión emocional (particularmente en las emociones positivas). En el caso de los transexuales H-M, el tratamiento con testosterona ocasiona aumento de la motivación y en el deseo sexual, aumento del enojo, de la agresión y una disminución tanto de la expresión emocional como de las fluctuaciones emocionales.
En el artículo Componentes del Temperamento y su relación con Funciones Ejecutivas en tareas de Inhibición y Toma de Decisiones en niños, se analiza cómo se involucran aspectos emocionales en la toma de decisiones e inhibición en niños en edad preescolar; se observó la relación entre los componentes positivos y negativos del temperamento, siendo los componentes afectivos negativos como el miedo y la timidez aquellos que influencian el proceso de riesgo beneficio en los niños, promoviendo conductas cuidadosas al tomar decisiones pero poco acertadas, en cambio los componentes afectivos positivos como la búsqueda de placer de alta intensidad y el nivel de actividad influyen en las ejecuciones en pruebas de inhibición mostrando ejecuciones impuilsivas y poco eficientes.
El artículo Efecto del Polimorfismo DRD4 Sobre la Relación entre Corteza Orbitofrontal y Empatía, propone que la empatía puede estar siendo regulada por áreas de la corteza cerebral, específicamente la corteza orbitofronta/ventromedial, así como con algunos polimorfismos genéticos del sistema dopaminérgico, el alelo 7+ de DRD4; encontrando un papel moderador en el desempeño orbitofrontal de hombres adultos en escalas de empatía. Por su parte el artículo Desempeño Neuropsicológico Orbitomedial en Psicópatas, plantea que el daño en la corteza orbitomedial está relacionado con trastornos de la personalidad como la psicopatía, concluyendo que el perfil neuropsicológico orbitomedial de hombres adultos clasificados como psicópatas muestran dificultades en tareas que involucran procesos de inhibición y toma de decisiones a diferencia de un grupo de adultos sanos, apoyando la teoría sobre el daño orbitomedial en personas psicópatas.
En el artículo Aportes neurocientíficos sobre interocepción cardíaca, emociones y redes insulares, se analiza evidencia que involucra a la interocepción y al procesamiento insular integrativo en el surgimiento de estados emocionales conscientes haciendo especial énfasis en el papel de los estudios de lesiones y el uso de técnicas de conectividad funcional en resonancia magnética funcional (RMf). Además, se revisa la conceptualización de la interocepción cardíaca, su estudio a través de la evaluación de pacientes con patología cerebral vascular isquémica y patología cardíaca en el marco de las interacciones corazón-cerebro, nuevo campo de estudio de las neurociencias.
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Dr. Víctor H. Loo A.
Esp. Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia.