Novedades del DSM-5
Fecha de publicación: Dec 29, 2012 6:13:50 PM
En psiquiatría Infantil y de la Adolescencia los factores de riesgo son importantes pero no concluyentes, y su mal aplicación tendría consecuencias muy desastrosas, pues con la próxima publicación del DSM-V aprobada el 1 de diciembre pasado y a publicarse en mayo de 2013, se puede dar pauta a etiquetar a un niño con un trastorno mental y quedarse con esa etiqueta el resto de su vida, asimismo de llevar tratamientos inadecuados.
¿A qué responden estos cambios? ¿Quién o quienes serán los beneficiados con estos cambios? ¿Es el proceso Salud-Enfermedad de naturaleza humana, o se debe cualificar de acuerdo con intereses particulares? ¿Es la enfermedad mental marketing de la industria farmacéutica?
De acuerdo con la OMS los factores de riesgo son cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que hacen aumentar la probabilidad de sufrir una enfermedad o lesión; pero son sólo eso, -probabilidad-.
La mayor polémica que se avecina con la próxima publicación del DSM-5 es el enfoque de riesgo que se quiere dar con el manejo de "Síndromes de Riesgo"; creencia de que son una señal de "Alerta Temprana" de graves problemas en la salud mental. Estos podrían justificar tratamientos precoces, aún cuando se conoce por ejemplo, que en Psiquiatría Infantil si bien son importantes los factores de riesgo no los son contundentes, baste conocer el sesgo de que tan sólo el 70% de los niños que tenían alto riesgo para la psicosis, no la padecieron.
El DSM es producido por la Asociación Americana de Psiquiatría y enumera los trastornos psiquiátricos, describe sus síntomas y hasta ahora ha mantenido una importante influencia mundial, pero en esta próxima edición se han producido múltiples preocupaciones con una importante crisis de credibilidad.
Entre otros cambios, nos encontraremos con:
Se elimina el criterio de "significación clínica" requerido para un diagnóstico y aparecen descriptores de "umbrales más bajos".
El "Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad" eleva la edad de inicio, requiriendose solo síntomas para el diagnóstico y no discapacidad y se reduce el número de síntomas para el adulto.
En vez de meses, bastaran dos semanas para diagnosticar depresión severa después de la pérdida de un ser amado.
Aparece la categoría "Depresión subsindrómica" cuando ocurran mínimo dos semanas de tristeza y estar angustiado.
Si prevalece la pereza, la ensoñación y lentitud, se denominará "Trastorno de ritmo cognitivo".
El pensamiento inexacto será clasificado como "Trastorno de riesgo psicótico".
Se elimina la categoría "abuso de sustancias" y se propone y se constituye la categoría de "Trastorno de uso de sustancias" reduciendo de tres a dos el número de síntomas para el diagnóstico.
Expande el término de "Pedofilia" a "Pedohebefilia" que incluye dicha conducta en jóvenes.
La desaparición del término "Trastorno de la identidad de género". Ahora los transexuales ya no son enfermos mentales y sólo se conservará la "Disforia de género" (angustia que sufre la persona que no está identificada con su sexo).
Reaparece la categoría de "violación parafílica" que se encontraba en el DSM III, pero ahora con el nombre de "Trastorno coercitivo parafílico".
Una extraña adición será la nombrada "emotividad por haber sido ultrajado por la pornografía".
Se incluye el "Trastorno por atracón", paralelo al de obesidad y en oposición a la adición al internet y al sexo.
El "Trastorno de hipersexualidad" a quien recurra a la sexualidad para aliviar sentimientos de tensión y aburrimiento (lo que antes se llamaba ser un "canalla").
Criterios diagnósticos del "Síndrome de Diógenes" se trasladan a "Trastorno de acaparamiento" si le resulta difícil tirar cosas de valor.
El "Síndrome de Asperger" se remite a "Trastorno del Espectro Autista", que incorporará varias condiciones patológicas como el autismo, el trastorno desintegrativo de la infancia y del desarrollo infantil.
Una enfermedad nueva es la denominada "Trastorno del estado de ánimo disruptivo y no regulado", con el que se pretende evitar el diagnóstico o el sobretratamiento del trastorno bipolar en niños.
Se incorpora la "excoriación", dentro de los criterios del Trastorno obsesivo compulsivo.
El proceso de duelo se etiquetará como "aflicción" y a su vez, como un desorden mental.
Se pretende denominar "enfadarse" como enfermedad mental.
El reciente panorama de los avances genéticos, parece que permitirá en la nueva versión del DSM una "tímida" incorporación de estas dimensiones asociadas a los trastornos en psiquiatría.
Así es que mientras han surgido grandes avances en la comprensión del funcionamiento cerebral, el DSM-5 seguirá basándose en las descripciones de los trastornos porque no hay, aún no se ha encontrado un solo marcador biológico para ellos.
Y esperamos conocer ¿porqué se ha tardado en publicar la nueva edición del CIE-11? ¿habrá intereses de conflicto en el unwelt de esta edición?
Dr. Víctor H. Loo A.
Méd. Esp. Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia.